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martes, 2 de octubre de 2012

TODA UNA VIDA



La casa estaba en penumbras, solo podía vislumbrar a lo lejos su pequeña figura y por el chillar de las maderas del piso, supuse, que Jorgelina se encontraba en la sala en su mecedora,  solía hacerlo todas las noches durante un largo rato, sola con sus recuerdos, mirando fijamente la foto que sostiene entre sus manos, de una familia que tenía, pero que la ha olvidado.

Recuerdo claramente la tarde de verano que llegó, su cuerpecito delgado, la cabellera blanca y su vestido azul, pero lo que mas recuerdo es la mirada triste que tenían esos inmensos ojos negros.
Juan y Marta, así se llamaban sus hijos, los que habían decidido traerla a éste hogar, acusando que ya no podía vivir sola y que ellos no estaban en condiciones de poder cuidarla en sus casas. Recuerdo muy bien cuando se despidieron y le decían “quédate tranquila que aquí vas a estar muy bien en compañía de personas de tú edad, nosotros vendremos seguido a verte y te traeremos a los chicos para que estén con vos ” lo único que atinó a hacer fue darles un beso y se dirigió a la sala.
Mientras despedía a sus hijos, pude observar la figura de Jorgelina asomando por el ventanal, cuando regresé la vi sentada en la mecedora que allí había. Me retiré a seguir con mis tareas.
Esa noche, antes de retirarme, me llegué hasta su habitación y tuvimos una larga charla, les puedo decir que era una mujer con muchos sentimientos y hablaba muy bien, me dijo algo que me dejo pensando, éstas fueron sus palabras “Ellos creen que acá no voy a estar sola, pero se equivocan, me acaban de arrancar del único lugar que me conectaba con la realidad, con mis cosas, mis recuerdos acá, Yo ya no soy Yo”, mientras lágrimas recorrian  las  arrugas de su rostro , traté de reconfortarla con palabras que sabía no la harían sentir mejor, le di un beso y me retire mientras ella se acostaba.
Cada mañana mientras toma el desayuno, la observo, noté que era distinta, ella trata de brindarse, ayudar, sobre todo se sentaba a escuchar atentamente lo que cada uno le quería contar, con el paso del tiempo llegué a conocerla, creía entender lo que estaba necesitando.
Había pasado un mes, cuando recibió la primer visita de su hijo Juan, la que duró solo cinco minutos, porque según él, tenía una importante reunión de trabajo, lo acompaño hasta la puerta y lo despidió con un beso diciéndole “ No te preocupes hijo se que estás muy ocupado pero igual has venido y te doy las gracias” ve tranquilo. Al pasar junto a mi se sonrió y me murmuro por lo bajo “ la veo muy bien, pronto vendré a verla nuevamente” me dio las gracias y se marchó por el jardín, mientras ella lo observaba por el ventanal, luego se sentó en su mecedora.
El sábado por la mañana, mientras realizaba mis tareas en el parque del hogar, llegó Pedrito, el hijo menor de la cocinera de solo cinco años, lo llamé y le comente que le iba a presentar a una señora llamada Jorgelina a la que le gustaba contar historias que a él le agradaría escuchar. Los dos nos dirigimos hacia donde se encontraba ella, los deje charlando, se hicieron muy buenos amigos, Pedrito venía mucho más seguido porque había encontrado en Jorgelina alguien con quien compartir muy lindos momentos. Muchas veces los dos recorren el parque tomados de la mano. El lugar de encuentro para las historias, la sala, donde ella se sienta en la mecedora y el recostado en sus frágiles piernas escucha atentamente.
Los meses pasaban y aunque ella no me decía nada, yo sabía que extrañaba a sus hijos y nietos, pues sólo Juan había venido a verla y desde aquel día no regresó nunca más, su compañía inseparable son, la foto y Pedrito que le alegra sus largos días.
Era jueves por la tarde, cuando recibimos la noticia de que Pedrito había tenido un accidente mientras cruzaba la calle para llegar al hogar, una moto lo había atropellado y estaba grave en el hospital. No encontraba el nodo de decírselo a Jorgelina pues sabía que no le haría bien, pero tenía que hacerlo, ella lo estaba esperando como todos los días, me asombró su respuesta, quería que la llevara al hospital, ella lo cuidaría ya que su madre tenía que trabajar y no podría hacerlo, consulté con mis superiores, me dieron la autorización y así fue, cuidó de él mientras estuvo en el hospital.
Qué cosa...no? ¡Cómo es la vida!, ella cuidaba de un niño que sólo le había dado amor durante muy poco tiempo y ella que había dado amor toda su vida estaba sola.
Pasaron los días pero Pedrito no está bien, la madre decide marcharse a su provincia con sus hijos porque allí tendría más ayuda y podría darle los cuidados que requería.
La despedida de ellos dos, fue muy triste, él había encontrado a una persona que le había enseñado muchas cosas y ella, se había aferrado mucho a ese pequeño, que solo le dio amor y no pidió nada a cambio.
Haciendo memoria, hoy se cumplen tres años que se marchó, desde entonces, Jorgelina siempre está sola y por las noches se sienta en su mecedora como esperando ¿quién sabe qué o a quién? con la foto y las cartas de Pedrito entre sus manos, que con solo sus ocho años le manda dos carta por mes desde Jujuy su provincia natal, contándole como está y diciéndole que la quería y extrañaba mucho.
Sus hijos vienen muy de vez en cuando a verla, de los nietos ni hablar, pero en su alma sigue sintiendo amor por ellos, se refleja en sus ojos cuando mira la foto.
Bueno mejor voy a acostarla es muy tarde, me encamino a la sala y prendo la luz, si, era ella, allí está con la foto y sus cartas, un frío me corre por el cuerpo, la mecedora ya no se hamaca, en su rostro hay paz, se quedó dormida para nunca más despertar.
Se llevó con ella el recuerdo de una familia que tuvo y el amor desinteresado de un niño.

RECUERDA SIEMPRE QUE ELLOS TE HAN DADO LA VIDA, HOY NOS TOCA ACOMPAÑARLOS A NOSOTROS

6 comentarios:

Luján Fraix dijo...

QUE CONMOVEDORA HISTORIA, SE ME HAN NUBLADO LOS OJOS, ES QUE YO ESTOY CUIDANDO A MI PAPÁ DE 90 AÑOS.
ES CIERTO MUCHOS ANCIANOS FALLECEN EN LA SOLEDAD... PORQUE LES HAN ARRANCADO SU VIDA.
UN BESO

ME QUEDO POR ACÁ.

lujanfraix.blogspot.com

MI BLOG PRINCIPAL.

Luz_ de_Luna dijo...

Cuando la iba escribiendo y aún hoy cuando la vuelvo a leer me pasa lo mismo que a vos, mis ojos se llenan de lagrimas.
Cuide a abuelos duerante un largo tiempo y solo el que ha estado ahí saben lo que ellos vivien en verdad.
Dios te de fuerzas y la luz para poder seguir cuidando a tu papi hasta que el Señor lo llame a su lado.
Gracias por tu visita, por tu amistad y tus palabras
Feliz martes y besitos de luz desde mi corazón

Luján Fraix dijo...

Gracias amiga
Que Dios me de fuerzas porque a veces se me hace difícil, no porque no quiera cuidarlo sino porque no me siento bien, con fuerza y energía y también porque psicologicamente me siento abrumada; ya llevo 20 años cuidando a mis padres. He dejado mi vida por ellos.
Un beso grande.

Luz_ de_Luna dijo...

Claro que te la dará cielo, a un ser que hace lo que tu estas haciendo, el Señor nunca lo dejará solo, él esta a tu lado, el te acompaña, cuando te sientas cansada pidele y el te respondera.
Ël a de tener algo muy hermoso para vos, dedicar la vida a los padres y a sus cuidados, no lo hace todo el mundo.
Te deseo lo mejor, te envio toda las fuerzas, la energía y la luz que pueda salir de mi alma, si en algo puedo ayudarte, aunque sea ponner el oido para que tú puedas hablar no dudes, acá me tienes
Que la Luz del Señor jamás de abandonen, besitos cielo

Anónimo dijo...

Muy triste esta realidad de la vida.
Mis queridas amigas, os comprendo muy bien a las dos, por razones propias.
Un abrazo.
Ambar.

Luz_ de_Luna dijo...

Gracias mi negrita hermosa, es que las tres lo hemos vivido, Lujan aún lo esta viviendo.
Gracias por estar ahí, gracias por tu cariño, besitos de luz