Cansada de tanto volar
paré aquella tarde de otoño
en la puerta de tu corazón,
sin pensar que en él encontraría
un lugar donde morar.
Las hojas del almanaque han caído,
como canas nacieron en mi sien.
Todo era igual que el primer día,
No hubo pasado que reprochar,
sólo presente para amarnos
y sueños a realizar.
El otoño volvió,
él me trajo al amor
el mismo se lo llevó.
Aquí estoy hoy
tomada de tu mano en esta fría habitación,
susurrándole a tu corazón,
que no me cierre sus puertas,
que me muero si me dejas,
que solo sé levantar vuelo
bajo sus alas.
Que no me suelte,
que me aferre fuerte
que con él me lleve.
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