Abran sus mentes
escuchen con el corazón
Se ve la ceguera
que llevan en el alma
Por un día siquiera
Dios lo pusiera
en la piel del otro, entenderían
Entenderían la muerte celeste
del unicornio de los sueños
en un universo engendrado
con la frialdad de una mente negra
Que lleven por un día
las llagas
que la soberbia e ignorancia
provoca en la piel de la inocencia
Abran sus almas
entreguen la locura que los habita
Abandonen por un día
la ambición de un todo
No permitan
que ante la desolada mirada de un Dios
el cielo llore sangre
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