Un niño
necesita
una mano
tendida,
que acompañe
sus pasos
y lo ayude
en sus caídas.
Una
tibia caricia
que calme
sus tristezas
y esté en
sus soledades.
Un tímido
beso,
cómplice de
sus silencios,
y cuando la oscura
noche acuna su sueño,
la luz de
unos ojos tiernos
cuiden el
descanso,
de su cansado cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario