Recorría el caballero los campos del Solar, en la
tierra de los Torberos. Buscando el lugar donde podría morar la dueña de esos
ojos que en una tarde de otoño, lo enamorara.
Iba a tranco lento su caballo zaino, mientras él
observaba cada campesina que encontraba en el camino, pero ninguna era la dama
de su sueño.
Cuando a lo lejos, a la orilla de un lago, le llama
la atención una manto de rosas blancas. Ata su caballo en un tornasolado árbol
y caminó sobre la tierra rojiza y seca. Cuanto más se acercaba más rara veía a
las rosas, hasta que las vio bien de cerca, eran rosas blancas que lloraban
lágrimas de sangre, tomo una en sus manos y ante su asombrada mirada, se
transformo en polvo.
No entendía nada, se quedo un rato mirándolas y con
la intriga en su corazón, decidió seguir.
Monto su caballo y retomo camino, volteó su cabeza
por un instante
la imagen del lugar no podía borrársele pero su
asombro fue mayor al ver a una dama vestida de blanco sentada, leyendo, entre
las blancas flores , no quiso saber , prefirió seguir camino, sintió temor.
La noche estaba comenzando y tenía que encontrar un
lugar donde poder descansar.
Llego a la comarca de los Soles ya entrada bien la
noche, buscó la posada y ocupo una mesa para poder comer algo.
Ya sentado conversa con el posadero y le pregunta
sobre la dama de las flores blancas, el hombre se quedo callado por un
instante, mirándolo fijo y le pregunto:
-Dígame
caballero, usted ¿la llego a ver?-
-Claro que si, estaba sentada entre las flores
, leyendo, pero de pronto, desapareció-
-Le dicen la loca, murió de amor, esperando lo
que jamás llego.-
-Cómo es
eso?-
- Le cuento
Dicen que
una tarde de otoño, en una reunión se enamoró de un caballero que estaba de
visita en la comarca. Cuidadosamente pregunto de quien se trataba, le
comentaron que era de lejos, un bohemio y romántico poeta. Pregunto el nombre y
le dijeron lo llaman El Ángel. Por un segundo y sin querer sus miradas se
cruzaron y clavado en el alma les quedo un suspiro.
Ya no había lugar en su habitación para más libros,
todos los que El Ángel había escrito los tenia y había leído minuciosamente
cada poema, una y otra vez, despertó en ella un amor que parecía ser de otro
mundo, pero él no sabía siguiera que existía.
Eso pensaba ella, pero esos ojos también habían
quedado grabados en él, también preguntado su nombre, le habían dicho Luz
Una mañana, le llego un sobre, venía desde lejos y
decía “Para Luz, de Ángel” lo abrió y mientras caminaba con la carta en las
manos, se dirigió al lago y se sentó a leerla. Cuentan que lloro, lloro de
felicidad, solo a una persona le permitió leer el poema que le había escrito, y
esa persona dijo que no había leído algo más hermoso en su vida, que esos
versos que le dedicara.
Recibía carta cada semana, hasta que un día de tanta felicidad comento a sus amigas que le mandaría unos obsequios que le había comprado con todo su amor y que estaba planeando el viaje para poder estar junto a ella, era tanta su felicidad, que todas las tarde se iba hasta ese lugar en el lago con su poema a esperar su llegada.
Hasta esa día que la encontraron muerta aferrada a ese trozo de papel que ya ni letras tenia
Recibía carta cada semana, hasta que un día de tanta felicidad comento a sus amigas que le mandaría unos obsequios que le había comprado con todo su amor y que estaba planeando el viaje para poder estar junto a ella, era tanta su felicidad, que todas las tarde se iba hasta ese lugar en el lago con su poema a esperar su llegada.
Hasta esa día que la encontraron muerta aferrada a ese trozo de papel que ya ni letras tenia
Dicen que murió de tristeza en la espera de lo que
jamás llego.
Desde entonces nace en ese lugar, ese manto de
flores blancas que lloran lagrimas de sangre.
El caballero no emitió palabra, una lágrima corrió
por su rostro y cerró los ojos por un instante.
La noche se hizo eterna, la luz del día parecía no
querer asomarse.
Partió de la posada aún oscuro y se dirigió al
lago, bajo de su caballo, retiro de su alforja una cajita y un poema, los
coloco entre las rosas, una luz muy fuerte lo encegueció.
Una suave voz le dice al oído, “llegaste, te estaba
esperando amor mío"
Besos sus labios, toco sus sienes canas con sus dedos y una
fuerte brisa lo despertó, no estaba la cajita ni el poema, pero las rosas
blancas ya no lloraban sangre
2 comentarios:
Me hiciste llorar, una tristeza que me llegó hasta los piés, cuantas historias de amor, cuantos enamorados que jamás se encuentran otra vez, una belleza. Miles de besos Moni, con cariño como siempre.
Pasaron los días y estuve ausente pero vuelvo renovado de estas vacaciones, con ganas de leer y comentar… con ganas de compartir esa magia que atesoran las palabras.
Besos almendrados ;)
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